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Entrevista a Davide Reviati, autor de Muertos de sueño

En Muertos de Sueño, la novela gráfica ganadora del Premio Attilio Micheluzzi en la XII edición del Salón Internacional del Cómic de Nápoles, Davide Reviati nos traslada al particular mundo de unos chicos que viven a la sombra de una megainstalación industrial en la Italia de la posguerra. En esta entrevista concedida en exclusiva a Norma Editorial, Reviati nos habla del proceso creativo que le llevó a dar luz a esta obra intensa a la vez que delicada.

La primera pregunta es un tanto obvia: ¿en qué medida esta obra es autobiográfica? ¿Existe el pueblo en el que viven los protagonistas?

Sí, Rávena. Y también Anic, el barrio del que hablo en el libro, existe todavía, aunque los profundos cambios sociales y la intrusión inmobiliaria de los últimos años han hecho que sea casi irreconocible. Lo llaman recalificación urbana, y teniendo en cuenta los resultados parece una broma, pero no lo es. La fábrica, sin embargo, no ha dejado nunca de quemar y emitir desde finales de los años 50 y todavía hoy, en el barrio “reconstruido”, camuflado al máximo y limpio de recuerdos incómodos, se perciben los mismos olores del pasado.

Muertos de sueño no quiere ser la historia de un lugar ni tampoco mi autobiografía, en todo caso, la celebración en clave mítica de la vida, especialmente de chicos corrientes, como lo éramos los de la aldea de Anic.

Por cierto… ¿Qué hay de real en los personajes? ¿Se basó en alguien que conoció?

Sí, eran amigos, compañeros de juego y de correrías. Los personajes del libro están inspirados por ellos, pero crecen y viven en todo el mundo, me parece que en todas partes.

Muertos de sueño: se esperaría una obra soporífera... pero sin embargo, los personajes están siempre alerta, escapando, escondiéndose. ¿Qué quiso expresar con el título?

Quería ser un homenaje a una generación de jóvenes valientes y traviesos, que en ese barrio han sido prendidos por sus preocupaciones y aspiraciones y, en muchos casos, por la vida misma.

Los “muertos de sueño” son ellos, que han sacrificado todo para tomar las riendas de la vida y exprimirla hasta el fondo. Al mismo tiempo, son los sobrevivientes, yo entre ellos, que perezosos y apáticos caen demasiado a menudo en la tentación de borrar la memoria, evitando la pesada carga que supone un pasado a olvidar. Por esto tuve que contar la historia, antes que nada para mí mismo.

El título español da al original una implicación nueva, enriqueciéndolo, ya que “sueño” significa también “sogno”. Y contiene en su interior un significado de tensión ideal, perseguida con fuerza y ​​determinación hasta las últimas consecuencias. Creo que enfoca mejor la generación de la que hablo y el sentido mismo de esta historia.

Dentro de su obra se distingue una buena variedad de estilos. ¿Por qué eligió para Muertos de sueño este trazo sombrío y apresurado?  ¿Fue una exigencia o una elección gráfica?

Gracias por lo de “sombrío y apresurado”, pero en el caso de que fuera así, no es una cosa buscada y pretendida, no consigo decidirme por un estilo que se adapte a la historia. No a priori, al menos. A menudo me sucede, como ha pasado con Muertos de sueño, que lo encuentro naturalmente durante el desarrollo de la historia. En este caso el estilo gráfico ha sido condicionado por un sentido de urgencia, un ritmo no dictado por los plazos de redacción que no tuve, sino por el fluir de la misma historia. Sucede cuando tienes prisa por decir algo que te parece importante y tienes miedo de que pase la fuerza para decirlo, el momento justo. Así me sucedía mientras dibujaba, siempre había piezas nuevas e “importantísimas” para introducir, luego tuve que trabajar mucho para darle un desarrollo menos tumultuoso.

Para estos jóvenes, el fútbol parece lo único que les puede hacer olvidar las sombras de las torres petroquímicas, siempre amenazantes. ¿Qué significa el fútbol para usted?

Mucho. En mi infancia, verdaderamente mucho. La práctica del fútbol, de todos los tipos de deporte en general, me ha regalado emociones difícilmente alcanzables de otro modo. Emociones ofrecidas conjuntamente por la fatiga, el éxito y el fracaso.

Muertos de sueño es una obra difícil de clasificar. Oscila entre lo real y lo onírico, y tiene elementos del género costumbrista, pero también asoma una visión crítica. ¿Cómo la definiría usted para nuestros lectores?

Más que definirla me gustaría repetir lo que dijo Benjamin Roure, quien habló de "realismo poético", y me parece lo mejor que se podría decir sobre una historia como esta; le estoy muy agradecido.

¿En qué proyectos está trabajando ahora?

Estoy trabajando en una historia que no encuentra la paz, toma cursos imprevistos y sigue creciendo, me está comprometiendo mucho y desde hace mucho tiempo, no sé cuándo estará acabada.

 

2 de mayo de 2011

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