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Dos días después

El día del Libro, o de Sant Jordi, para los catalanes, ya pasó. Eso no quita que no sigamos hablando de cómics o de Ex Machina: esa pedazo de historia.

Tener novia (o novio) resulta muy edificante en calendas como la que nos ocupa esta semana. También tiene sus inconvenientes. Sobre todo, para aquellos que recibimos esos volúmenes gigantes de historietas que nos resultan un peñazo. Mientras los sotienes en la mano, sonríes y dices: "gracias, cariño" y ella dice: ¿te gusta, en serio? y tú, otra vez, la mirada esquiva: "me encanta..." Aún así, tengo que decir que yo no tengo esa suerte y que no he tenido volumen gigante, ni pequeño, ni de ningún tipo, así que vaya por delante que más vale cómic en mano que ninguno volando.

 La ciudad de Barcelona ha sido un hervidero hasta que ha pasado la fecha, así que ayer, puestos a hacer de la necesidad ,virtud, o de ponerle al mal tiempo buena cara, salí a comprar algún cómic por aquello de llevarte algo a casa primero y  a los ojos después. Y al final lo hice, vaya si lo hice.

El asunto es que no hace falta gastarse mucho dinero para llevarse a la estantería un ejemplar del último volumen de Ex-Machina, dibujado por Tony Harris y guionizado por un tal Vaughan.

El amigo Vaughan suscribe los capítulos de la cuarta temporada de Lost, pero también dos títulos que lo han encumbrado: uno, que Norma editó en el pasado, Y the Last Man,  y  otro que publica actualmente, Ex-Machina, ganadora de dos premios Eisner.

 

Ex-machina es una serie que gira alrededor de Mitchell Hundred antiguo superhéroe de la ciudad de Nueva York y su alcalde actual. Podríamos hacer un análisis en profundidad del significado que tiene que un personaje público, polémico por lo demás, se imponga a los partidos que imperan en Estados Unidos, y también podríamos establecer un paralelismo entre este alcalde de ficción y el que se supone su sucesor en el cargo, el Señor Rudolph Giulani. Pero como eso es harina de otro costal, vamos al grano.

A lo largo de cinco números hemos visto tramas diferentes que parecían ir a su aire. Además habían demasiadas preguntas en el candelero. ¿Por qué se dedica a la política? ¿Cuál es la extensión real de sus poderes? ¿de dónde provienen? ¿quié se los otorgó? y por encima de todo ¿hasta dónde puede llegar la obstinación del ser humano?

El sexto volumen de Ex Machina parece que empieza a desentrañar algunas de esas cuestiones. De hecho, las líneas argumentales empiezan a confluir de tal modo que podemos empezar a vislumbrar la totalidad del cuadro que el Sr. Vaughan nos quiere pintar. El pasado y el presente se dan cita para esbozar el futuro en el primer volumen que vemos claramente a Mitchell Hundred, alcalde de Nueva York: Una persona torturada que percibe sus poderes como una penitencia y que está dispuesto a casi cualquier cosa por obtener las respuestas que cree necesitar.

Lo dicho, un giro a la temática de super héroes dónde los personajes no se definen por sus actos sino por sus pensamientos. Una pedazo de historia. Junior Galante

25 de abril de 2008