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Billy Brouillard o la muerte vista por un niño

Cuando Billy Brouillard se quita las gafas, es capaz de ver qué hay más allá de todas las cosas. Las tinieblas le abren puertas, y le llevan a lo más profundo de su imaginación, junto a La niña de los cuchillos, a la fantasma Léa, o a la Princesa del charco de agua. Solo cuando Billy tiene la vista confusa, puede seguir el rastro de la muerte para descubrir de una vez por todas por qué murió Tarzán.

Guillaume Bianco, el joven autor francés afincado en Aix en Provence que da vida a Billy, se basó en una experiencia real que vivió de niño para narrar el desencadenante del maravilloso viaje que emprende el protagonista de la obra. Su gato apareció un día muerto en el jardín, y el niño de 7 años que era se enfrentó por primera vez cara a cara con la muerte, que le horrorizó, pero a la vez le fascinó y llenó de preguntas. Bianco lamenta que en nuestra sociedad de hoy este sea un tema tabú del que nos negamos a hablar con los más jóvenes. En muchas otras culturas, la muerte de un ser querido es una fiesta, es lo que da sentido a la vida, y por ello es visto como algo bello y precioso.

[caption id="" align="aligncenter" width="240" caption="Material inédito cedido por el autor"][/caption]

Billy Brouillard y el Don de la Vista Confusa, obra nominada en Francia para el premio Tam Tam en el Salón del libro de Montreuil, y de la que esperamos una adaptación televisiva, construye con cada página un consistente imaginario formado por historias y leyendas repletas de magia, y rociadas con un toque macabro. La inocente crueldad de Billy nos atrapa desde la primera página, y nos hace olvidar que estamos ante una novela ilustrada juvenil. Influenciado por la estética de autores como Edward Gorey o Tim Burton, Billy Brouillard nos sobrecoge y nos arranca sonrisas tengamos la edad que tengamos. Porque al fin y al cabo, como Bianco afirma, el niño está siempre ahí, forma parte de nuestra acumulación de experiencias, es para siempre una parte fundamental de nosotros, y si lo negamos, nos estamos negando a nosotros mismos.

El autor reconoce que cuando ilustra, se evade, pierde la noción del tiempo, se deja dominar por el niño que lleva dentro, y eso es algo siempre presente, en el delicado detalle con el que llena cada viñeta, y en la riqueza que aporta la confluencia de varias técnicas y formatos, como la poesía, los antiguos bestiarios, cartas, que dan una gran riqueza visual a la obra. Una obra inusual en los tiempos que corren, donde parece que se tiende a rechazar obras juveniles con un contenido demasiado profundo. Nuestras televisiones están llenas de seriales superficiales, estridentes muchas veces, aunque parece que está surgiendo poco a poco entre el público más joven un gusto por una perspectiva romántica, barroca, que da un paso más allá y aborda las sensaciones que la gente "necesita sentir" y explorar.

Billy volverá en 2012 con Comptines Malfaisantes, una obra que nos sumerge aún más en el mundo de Billy a través de los libros que alimentan sus sueños... y sus pesadillas.

17 de diciembre de 2011

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