Dos premios Nacionales de Cómic, Antonio Altarriba, Sergio García y Lola Moral suman fuerzas en la sobrecogedora El cielo en la cabeza
Además de ser una inagotable fábrica de fantasías, la novela gráfica siempre se ha caracterizado por contar lo que sucede en el mundo. La pesadilla cotidiana de los migrantes que naufragan en el Mediterráneo no ha sido una excepción, pero pocas veces se ha narrado de un modo tan impactante y conmovedor como el de El cielo en la cabeza, la nueva obra de los maestros Antonio Altarriba y Sergio García, ambos premios Nacionales de Cómic, que ve la luz en NORMA Editorial, tanto en castellano como en catalán.
El cielo en la cabeza pone nombre y rostro a la tragedia abstracta de la emigración clandestina de África a Europa: Nivek, un chico que trabaja en condiciones de esclavitud en una mina de la República del Congo, es reclutado para convertirse en kadogo, en niño soldado. Antes, será sometido a algunas crueles pruebas para despersonalizarlo y hacer de él una fría máquina de matar.
Pero el muchacho logra escapar a tiempo de ese destino, y emprende una travesía a través del corazón de África erizada de peligros y de encuentros asombrosos. Así, la peripecia del personaje central acaba siendo para el lector no solo una revelación de la realidad que viven miles de personas en este continente, sino también una ventana para descubrir su compleja diversidad y sus violentos contrastes.
Sin embargo, la explotación, los abusos y el ejercicio de la fuerza no dejan de abatirse sobre todos aquellos que sueñan una vida mejor. Nivek consigue llegar a Libia, donde la vida humana no vale mucho más que en el lugar del que procede. Cuando el protagonista se lanza en una lancha neumática junto a otros seres desesperados con el objeto de alcanzar la orilla europea, no piensan que navegan sobre una enorme fosa común, de la que pueden formar parte en cualquier momento.
No es la primera vez que Antonio Altarriba (El arte de volar, El ala rota, Trilogía del yo) y Sergio García (Les trois chemins) suman sus talentos en una novela gráfica. Ya lo hicieron en Cuerpos del delito, donde exploraban la cara más oscura de la antigua Yugoslavia en los primeros años 90. Ahora vuelven a reunirse en una historia que combina una crudeza extrema, la necesaria para denunciar las citadas ignominias, con un tratamiento gráfico sencillamente deslumbrante, en el que el dibujante granadino -conocido, entre otros trabajos, por sus fabulosas portadas para The New Yorker- despliega su más amplio catálogo de recursos al servicio de un guion impecable.
13 de octubre de 2023