Jaume Sanllorente era un periodista barcelonés de veintiocho años que compaginaba distintos trabajos en la ciudad condal cuando decidió hacer un viaje a la India para desconectar un poco del estrés de su día a día.
En un inicio, ni siquiera tenía muy claro dónde irse de vacaciones, pero en la agencia de viajes le aseguraron que la India le iba a encantar.
Su primera impresión al bajar del avión no pudo ser más negativa. La India era un país pobre, lleno de miseria y donde hacía un calor agobiante. La primera noche solo pudo pensar en cómo irse de allí lo antes posible. Sin embargo, superado el primer impacto, Sanllorente cayó fascinado por el país y sus gentes y, al volver a Barcelona, no pudo sacárselos de la cabeza.
Tanto fue así que, al cabo de pocos meses, volvió a la India para visitar una ciudad que se había dejado la primera vez, Bombay. Fue allí donde entró en contacto con un orfanato que estaba a punto de cerrar sus puertas por falta de financiación. Incapaz de olvidar los rostros de aquellos niños que estaban a punto de convertirse en víctimas de las redes de proxenetismo (que es donde irían a parar si el orfanato cerraba) Sanllorente se propuso hacer algo para ayudarlos.
Después de llamar a numerosas puertas sin éxito, vio claro que la única forma de salvar aquel orfanato era hacerlo él mismo. Y así nace su proyecto vital, Sonrisas de Bombay, una organización destinada a la lucha contra la pobreza. Jaume Sanllorente dejó toda su vida en Barcelona y se mudó a Bombay para empezar de cero su organización.
Esta es la historia de ese proceso de cambio que llevó a Jaume de un continente a otro, de una vida a otra, siempre pensando en hacer algo para ayudar a las personas; y con la convicción de que si cada uno de nosotros hace un pequeño gesto el resultado final puede cambiar el mundo.
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